... pero de todas formas lo digo.
La verdad es que no sé cómo definir el estado de la sociedad española. Además de un desencanto arrastrado hacia el sistema, da la impresión de que se encuentre en estado de shock, incapaz de reaccionar, ante la avalancha de hechos que acontecen; desorientada absolutamente o, sencillamente, sin ningún tipo de motivación para luchar y sin proyección de futuro en general. Vivir el día de un hoy es suficiente para muchos.
En tal estado de estupor social, se van tomando las grandes decisiones. Por lo que respecta a Europa, se ha iniciado la construcción de un espacio federado, de una Europa federal, cuya construcción comienza con el inicio de la desmantelación del Estado a través de la pérdida de su soberanía. Esa es la gran decisión que está tomando parte de Europa para toda Europa, en estos días. A partir del 1 de julio será una realidad, que comienza con la unificación fiscal y financiera de todo el territorio de la eurozona. Juntos o destruidos, parece ser la realidad que nos muestran.
Pero existen muchas realidades al mismo tiempo, porque también es realidad con entidad propia el hecho de que tal transformación implica la sustitución de castas políticas nacionales, por castas políticas europeas, más poderosas, por ende, y más unidas indisolublemente al capital. El poder ya no reside en la Nación, el poder reside en el capital, y de forma abierta, articulado, su poder, a través de la conexión directa con la casta política paneuropea , esto es, aquella casta que elabora leyes y las ejecuta y, además, en un concierto de castas y capitales mundiales. La Democracia actual desempeña un papel mero de trámite que legaliza castas políticas y decisiones ajenas a la voluntad ciudadana.
De la Europa federal ya se habla abiertamente en los mass media. Y en ellos, ya no se habla del Estado del Bienestar, sino de una forma de vida equilibrada y razonable para Europa. Su significación es clara: pérdida de derechos sociales.
