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https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/ana-iris-simon-pedro-sanchez-despoblacion.htmlCitarEl duro discurso de una escritora embarazada ante Sánchez: "No habrá España 2050 sin familias"
El duro discurso de una escritora embarazada ante Sánchez: "No habrá España 2050 sin familias"
La cajera más lista de Mercadona explica cuál es nuestro principal problemaDos visiones diferentes sobre lo que significa el progreso se están enfrentando en nuestras sociedades, y una de ellas subraya que nuestro futuro puede ser muy oscuroImagen de archivo de cajas de un supermercado. (EFE)Esteban Hernández | 28/06/2021Era una advertencia que su padre, para que estudiase, utilizaba con mucha frecuencia: si tus notas en matemáticas siguen siendo malas, serás la cajera más lista de Mercadona. Era, además, un lugar común entre las familias españolas, una convicción profundamente arraigada: si no estudias te va a ir mal en la vida, y lo máximo a lo que podrás aspirar será a un trabajo mal pagado. Ana Iris Simón, que siempre ha sido lista, rechazaba la presión de su padre afirmando que iba a acabar cobrando lo mismo como periodista, y tenía bastante razón.Simón narra esa experiencia en su epílogo a 'Vidas low cost. Ser joven entre dos crisis', una obra colectiva editada por Catarata y Fundación 1º de Mayo, coordinada por Javier Pueyo, acerca de la juventud 'millennial' y su situación. Los datos y las reflexiones que aparecen en él nos hablan de situaciones conocidas acerca de la rotura de la escalera de ascenso social, de la inestabilidad y de la precariedad como esencia vital, de las negras perspectivas de futuro.De qué va el progreso, si noLa experiencia descrita le sirve a la autora como relato vertebrador no solo de la constatación de que su vida es como la de la mayor parte de su generación, sino para certificar una pérdida, la del porvenir. Ana Iris pregunta de qué va el progreso, y es una pregunta enormemente pertinente, porque en ella se juega el futuro de Occidente. Sus abuelos eran feriantes y campesinos; sus padres, siendo de clase obrera, pudieron tener casa y coche en propiedad cuando decidieron vivir juntos; a ella le correspondía ir a la universidad y seguir avanzando en el nivel de vida. Eso era el progreso, porque si no de qué iba.Le sirve también para dar un guantazo dialéctico a algunos de sus amigos universitarios, que utilizan un lenguaje extraño para la mayoría de la gente. Hay una referencia expresa a Errejón, y es normal, porque en un instante, por suerte ya casi desaparecido, se debía disponer de un diccionario 'errejoner/español' para traducir a términos comprensibles aquello que tuiteaban o que explicaban en sus artículos.Ella respondía reprochándoselo con soberbia y altivez, lo que también era normal, porque era un signo de orgullo de clase, algo así como: os creéis superiores por utilizar esos términos y la realidad es que, como nadie os entiende, no sirven de nada. En realidad, también podría haberles señalado que se creían que habían ascendido de clase social por haber ido a la universidad y por utilizar conceptos complejos, pero su realidad era que tenían trabajos mal pagados y, por tanto, estaban descendiendo en la escalera social.Su confesada altivez le permite darse cuenta del engaño de fondo, en el que su generación, y varias otras, siguen desenvolviéndose: creen que vivir en un piso compartido es ampliar experiencias, tener que marcharse de España significa hacer del mundo un crisol, que una suscripción a Netflix y recibir paquetes al día siguiente de encargarlos era un aumento en su nivel de vida, y que eso era mucho mejor que la miseria cultural y vital de las generaciones anteriores. Tienen otra mentalidad, otra visión del mundo, otra actitud hacia la vida, han progresado. La autora cree que todo ese tipo de cosas están muy bien, pero que no dejan de ser una estafa. Es una percepción similar a las de sus compañeros universitarios, porque tales comodidades encubren la ausencia de futuro.Las dos versionesEsas dos ideas de progreso, la que lo percibe como un avance en las condiciones materiales y la que pone el acento en el avance en las mentalidades y en las comodidades, han estado en el centro de las discusiones políticas de la izquierda desde hace algún tiempo. Unos reprochan a otros olvidarse las condiciones de patriarcado, racismo y homofobia en la que las viejas generaciones prosperaron, y otras, como Ana Iris, ponen de manifiesto que esta sociedad abierta, cómoda y digital no es más que una forma de mantener contentos a los primos a los que engañan.A partir de aquí, aparecen las acusaciones cruzadas, unos señalan como filofascistas a quienes desean algo de seguridad y estabilidad, como si en el fondo lo que pretendieran fuese defender el racismo y el patriarcado, y los otros insisten en que los acusadores no son más que los tontos útiles del neoliberalismo.Pero más allá de las cuitas de la izquierda, solventadas a menudo mediante la crítica de la nostalgia, la cuestión de fondo sigue ahí: mientras en cuestiones culturales y en las comodidades tecnológicas el avance ha sido grande, en los elementos materiales el retroceso ha sido enorme, de modo que quizá convendría, y dado que el sistema en el que vivimos se llama capitalismo, y no de otro modo, reparar en lo que va a peor.Cuándo funciona la educaciónEn esta época se unen dos problemas. Por una parte, los salarios, y la juventud lo nota de forma especial, dan para muy poco, y, por la otra, la vía típica de mejora social, como la educación, sirve de mucho menos. Hay mucha gente con título trabajando en empleos por debajo de su cualificación y mucha gente con una ocupación que precisa de título universitario, pero cuya retribución es escasa.La educación funciona muy bien para conseguir un buen empleo si eres de clase alta o media alta, si se pueden cursar los estudios en universidades prestigiosas, costearse másteres caros y estancias en el extranjero y entablar vínculos con otras personas de ese mismo estrato social, que son las que servirán de trampolín laboral. Si no es así, se puede tener suerte, ser muy bueno o muy hábil, pero, salvo eso, el destino laboral no será muy satisfactorio. Es decir, si eres de clase trabajadora o de clase media sin más, el destino más probable es ser la cajera más lista del Mercadona, el repartidor con más títulos de Glovo, el periodista más preparado del 'clickbait', el camarero con más másteres del bar.Conviene, pues, retomar esta versión del progreso, no porque sea excluyente de la anterior, sino porque es imprescindible para construir una sociedad que sea mínimamente digna. Y transformar esta situación requiere otra mentalidad y mucha energía. En primer lugar, porque las rentas del trabajo cada vez cuentan menos que las del capital para que el recorrido vital no esté tejido de angustia por el futuro y, en segundo, porque la solución que nos ofrecen para mejorar esta situación es poco relevante: la educación, la reinvención de sí, la adaptabilidad y demás ya solo son eficaces para una parte cada vez más pequeña de la población.Es extraño, pues, que se insista en la educación como pilar del futuro, como elemento central de esta reconversión que estamos sufriendo a consecuencia de las grandes inversiones realizadas en el ámbito digital y en el verde. Un ejemplo bastará para entenderlo: si solo hay 10 puestos de trabajo disponibles y 100 aspirantes, se contratará a los que tienen mejores relaciones y a los tres o cuatro que estén especialmente cualificados, pero los 90 restantes seguirán en la calle.Formar más a la gente no sirve de nada si no hay empleo primero. Esta debería ser la obsesión de los gobernantes españoles y europeos, porque esto es lo que generaría progreso. Si, además, la forma de gestionar la economía favoreciese a la gente común, a los trabajadores, a los autónomos, a quienes tienen pequeños negocios, en lugar de seguir anclada en la financiarización, las cosas serían muy diferentes. Si en lugar de poner el acento en la economía política seguimos pensando en la educación como solución mágica, no haremos más que empeorar las cosas.Esa opción tiene sentido si se considera que España debe especializarse en formar mano de obra para que salga a trabajar, con menos coste, a empresas de otros países; o si se desea que esté dividida entre un porcentaje pequeño de personas con futuro y un montón de derrotados. Las ciudades pequeñas y las intermedias son un buen ejemplo de lo que espera a España en sí misma si confía todo su futuro a las reformas del mercado laboral y al esfuerzo educativo. La cajera más lista de Mercadona nos lo recuerda, y deberíamos agradecérselo.
En el comentario de la página 6 incluí un enlace a un breve artículo de Pascal Richet en Expansión el día 26 de este mes. Dicho artículo, al pasar a la hemeroteca, dejó de ser accesible.
Seguro que se acuerdan de Ana Iris Simón:Cita de: gregorsamesa en Mayo 22, 2021, 22:16:12 pmhttps://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/ana-iris-simon-pedro-sanchez-despoblacion.htmlCitarEl duro discurso de una escritora embarazada ante Sánchez: "No habrá España 2050 sin familias"https://twitter.com/sninobecerra/status/1410251819452977161CitarLa cajera más lista de Mercadona explica cuál es nuestro principal problemaDos visiones diferentes sobre lo que significa el progreso se están enfrentando en nuestras sociedades, y una de ellas subraya que nuestro futuro puede ser muy oscuroImagen de archivo de cajas de un supermercado. (EFE)Esteban Hernández | 28/06/2021Era una advertencia que su padre, para que estudiase, utilizaba con mucha frecuencia: si tus notas en matemáticas siguen siendo malas, serás la cajera más lista de Mercadona. Era, además, un lugar común entre las familias españolas, una convicción profundamente arraigada: si no estudias te va a ir mal en la vida, y lo máximo a lo que podrás aspirar será a un trabajo mal pagado. Ana Iris Simón, que siempre ha sido lista, rechazaba la presión de su padre afirmando que iba a acabar cobrando lo mismo como periodista, y tenía bastante razón.Simón narra esa experiencia en su epílogo a 'Vidas low cost. Ser joven entre dos crisis', una obra colectiva editada por Catarata y Fundación 1º de Mayo, coordinada por Javier Pueyo, acerca de la juventud 'millennial' y su situación. Los datos y las reflexiones que aparecen en él nos hablan de situaciones conocidas acerca de la rotura de la escalera de ascenso social, de la inestabilidad y de la precariedad como esencia vital, de las negras perspectivas de futuro.De qué va el progreso, si noLa experiencia descrita le sirve a la autora como relato vertebrador no solo de la constatación de que su vida es como la de la mayor parte de su generación, sino para certificar una pérdida, la del porvenir. Ana Iris pregunta de qué va el progreso, y es una pregunta enormemente pertinente, porque en ella se juega el futuro de Occidente. Sus abuelos eran feriantes y campesinos; sus padres, siendo de clase obrera, pudieron tener casa y coche en propiedad cuando decidieron vivir juntos; a ella le correspondía ir a la universidad y seguir avanzando en el nivel de vida. Eso era el progreso, porque si no de qué iba.Le sirve también para dar un guantazo dialéctico a algunos de sus amigos universitarios, que utilizan un lenguaje extraño para la mayoría de la gente. Hay una referencia expresa a Errejón, y es normal, porque en un instante, por suerte ya casi desaparecido, se debía disponer de un diccionario 'errejoner/español' para traducir a términos comprensibles aquello que tuiteaban o que explicaban en sus artículos.Ella respondía reprochándoselo con soberbia y altivez, lo que también era normal, porque era un signo de orgullo de clase, algo así como: os creéis superiores por utilizar esos términos y la realidad es que, como nadie os entiende, no sirven de nada. En realidad, también podría haberles señalado que se creían que habían ascendido de clase social por haber ido a la universidad y por utilizar conceptos complejos, pero su realidad era que tenían trabajos mal pagados y, por tanto, estaban descendiendo en la escalera social.Su confesada altivez le permite darse cuenta del engaño de fondo, en el que su generación, y varias otras, siguen desenvolviéndose: creen que vivir en un piso compartido es ampliar experiencias, tener que marcharse de España significa hacer del mundo un crisol, que una suscripción a Netflix y recibir paquetes al día siguiente de encargarlos era un aumento en su nivel de vida, y que eso era mucho mejor que la miseria cultural y vital de las generaciones anteriores. Tienen otra mentalidad, otra visión del mundo, otra actitud hacia la vida, han progresado. La autora cree que todo ese tipo de cosas están muy bien, pero que no dejan de ser una estafa. Es una percepción similar a las de sus compañeros universitarios, porque tales comodidades encubren la ausencia de futuro.Las dos versionesEsas dos ideas de progreso, la que lo percibe como un avance en las condiciones materiales y la que pone el acento en el avance en las mentalidades y en las comodidades, han estado en el centro de las discusiones políticas de la izquierda desde hace algún tiempo. Unos reprochan a otros olvidarse las condiciones de patriarcado, racismo y homofobia en la que las viejas generaciones prosperaron, y otras, como Ana Iris, ponen de manifiesto que esta sociedad abierta, cómoda y digital no es más que una forma de mantener contentos a los primos a los que engañan.A partir de aquí, aparecen las acusaciones cruzadas, unos señalan como filofascistas a quienes desean algo de seguridad y estabilidad, como si en el fondo lo que pretendieran fuese defender el racismo y el patriarcado, y los otros insisten en que los acusadores no son más que los tontos útiles del neoliberalismo.Pero más allá de las cuitas de la izquierda, solventadas a menudo mediante la crítica de la nostalgia, la cuestión de fondo sigue ahí: mientras en cuestiones culturales y en las comodidades tecnológicas el avance ha sido grande, en los elementos materiales el retroceso ha sido enorme, de modo que quizá convendría, y dado que el sistema en el que vivimos se llama capitalismo, y no de otro modo, reparar en lo que va a peor.Cuándo funciona la educaciónEn esta época se unen dos problemas. Por una parte, los salarios, y la juventud lo nota de forma especial, dan para muy poco, y, por la otra, la vía típica de mejora social, como la educación, sirve de mucho menos. Hay mucha gente con título trabajando en empleos por debajo de su cualificación y mucha gente con una ocupación que precisa de título universitario, pero cuya retribución es escasa.La educación funciona muy bien para conseguir un buen empleo si eres de clase alta o media alta, si se pueden cursar los estudios en universidades prestigiosas, costearse másteres caros y estancias en el extranjero y entablar vínculos con otras personas de ese mismo estrato social, que son las que servirán de trampolín laboral. Si no es así, se puede tener suerte, ser muy bueno o muy hábil, pero, salvo eso, el destino laboral no será muy satisfactorio. Es decir, si eres de clase trabajadora o de clase media sin más, el destino más probable es ser la cajera más lista del Mercadona, el repartidor con más títulos de Glovo, el periodista más preparado del 'clickbait', el camarero con más másteres del bar.Conviene, pues, retomar esta versión del progreso, no porque sea excluyente de la anterior, sino porque es imprescindible para construir una sociedad que sea mínimamente digna. Y transformar esta situación requiere otra mentalidad y mucha energía. En primer lugar, porque las rentas del trabajo cada vez cuentan menos que las del capital para que el recorrido vital no esté tejido de angustia por el futuro y, en segundo, porque la solución que nos ofrecen para mejorar esta situación es poco relevante: la educación, la reinvención de sí, la adaptabilidad y demás ya solo son eficaces para una parte cada vez más pequeña de la población.Es extraño, pues, que se insista en la educación como pilar del futuro, como elemento central de esta reconversión que estamos sufriendo a consecuencia de las grandes inversiones realizadas en el ámbito digital y en el verde. Un ejemplo bastará para entenderlo: si solo hay 10 puestos de trabajo disponibles y 100 aspirantes, se contratará a los que tienen mejores relaciones y a los tres o cuatro que estén especialmente cualificados, pero los 90 restantes seguirán en la calle.Formar más a la gente no sirve de nada si no hay empleo primero. Esta debería ser la obsesión de los gobernantes españoles y europeos, porque esto es lo que generaría progreso. Si, además, la forma de gestionar la economía favoreciese a la gente común, a los trabajadores, a los autónomos, a quienes tienen pequeños negocios, en lugar de seguir anclada en la financiarización, las cosas serían muy diferentes. Si en lugar de poner el acento en la economía política seguimos pensando en la educación como solución mágica, no haremos más que empeorar las cosas.Esa opción tiene sentido si se considera que España debe especializarse en formar mano de obra para que salga a trabajar, con menos coste, a empresas de otros países; o si se desea que esté dividida entre un porcentaje pequeño de personas con futuro y un montón de derrotados. Las ciudades pequeñas y las intermedias son un buen ejemplo de lo que espera a España en sí misma si confía todo su futuro a las reformas del mercado laboral y al esfuerzo educativo. La cajera más lista de Mercadona nos lo recuerda, y deberíamos agradecérselo.Saludos.
Estimado CADAVRE EXQUIS.El tema de la Educación da para un blog entero; y ya el tema de nivel académico de la ciudadanía y cualificación exigida para los empleos; incluso la correlación con los salarios, pues nos da para escribir cientos de páginas, para llegar al final a la conclusión que todos sabemos.Por resumir, en los últimos 50 años se han graduado en la Universidad más jóvenes que desde el Neolítico hasta los años 70s. Eso es un hecho. Todos o muchos universitarios. Primero fue tener el graduado escolar. Luego el bachiller. Luego la carrera universitaria. Luego los másteres. Luego los idiomas, o sea inglés, porque ruso o chino mandarín no sabe ni Dios. Cuando yo era joven, quien tenía un título universitario tenía un empleo; y el que no lo tenía era porque no quería. Yo tenía un título universitario, pero un empleo, yo no lo quería.Estaremos de acuerdo en que ha habido una inflación de títulos universitarios. En mis tiempos a los avanzados del mundo que venía se les tildaba de estar afectados por la titulitis.Es cierto que con respecto a mi prole, he sido partidario del estudio de alguna profesión, no algo abstracto, sino concreto; algo que se pudiera ejercer aquí como en la China Comunista. Así si hay un régimen aquí asfixiante, como el nazismo en Alemania, el fascismo en Italia, el franquismo en España, el comunismo en Rusia o en Camboya,... poder tener, si no estás de acuerdo con esos ambientes dictatoriales por decirlo de forma elegante y no emplear términos más duros hacia Hitler, Stalin, Franco, Pinochet, Mussolini, Pol Pot, etc., tener, como decía, la posibilidad de poner pies en polvorosa. O sea, hasta luego Adolf, hasta luego Francis, hasta luego Augusto, el menda se abre.Poder trabajar aquí y fuera de aquí. Y no está mal tener una predisposición hacia los idiomas, como por ejemplo, estar dispuesta a aprender catalán.Pero en términos generales el tema es ¿desde cuándo está vigente el sistema educativo que conocemos? Porque puede ser que surgió o se implantó en un momento en que estábamos inmersos en la Revolución Industrial u otro período histórico y se planificó para preparar trabajadores para aquellas necesidades. El caso es que ya lo dije en otra ocasión. ¿Dónde están los estudios para producir gente como los Beatles? Quiero decir que un profesor tuvo a dos beatles en su clase o que Shakespeare tal vez suspendía inglés o Einsten suspendió Matemáticas o Física. Pero es lo mismo. La inteligencia es muy diversa. Bailarines, cantantes, escritores, músicos, pintores, poetas, ilustradores, contadores de cuentos, guionistas, actores, diseñadores, cocineros, barmans, pelotaris, toreros,... Todo lo que se nos pueda ocurrir. La Educación está organizada como si todos fuéramos a ser profesores universitarios, pero como dijo el náufrago cuando decidía quedarse en la isla desierta y hacer de ella su hogar, como dijo el náufrago al darse cuenta con dolor en su corazón de que en ocasiones en la vida hay que elegir el menor de los males: "el océano no cabe en una botella".Quiero decir que tal vez a los beatles les dijeron en la escuela: "chavales, dejaros de gaitas y txalapartas. Estudiad algo de provecho, estudiad, no sé, albañilería, fontaneria, magisterio, Ciencias Exactas. Algo útil. Dejaros de guitarras eléctricas, bajos y "she loves you ye-ye-ye".No podemos seguir matando la imaginación, la genialidad, lo que cada uno desde su peculiaridad personalísima puede aportar. Estamos educando a la generación, después de la Z, pues la A2, o B2, para que aporten dentro de 20 o 30 años. ¿Alguien sabe cómo será el mundo, cómo será la tecnología, cómo será la tradición dentro de 30 años?Yo tuve que repetir curso porque me suspendieron Lengua Castellana. Y el caso es que mucha gente me ha dicho que en español escribo muy bien; que tengo un dominio del lenguaje bueno. Incluso me han dicho que en vasco escribo como los ángeles. Pues un profesor o quien fuera me hizo repetir curso, en un colegio que costaba un dinerito, porque no era apto en Lengua. Por disparidad de criterios entre el profesor y yo mismo.Recuerdo que nos mandó escribir sobre la Amistad una redacción (así se decía entonces). Y todos o la mayoría de alumnos escribieron aquello de "la amistad altísima cualidad humana, bla, bla, bla" y yo escribí un poco más al estilo de Mark Twain: "mi mejor amigo es Etxauri. Etxauri tiene dos hermanos mayores. El mediano se llama Felipe..." El hijoputa me hizo leerlo desde la tarima, mientras muchos compañeros se reían, como si fueran los gañanes de cualquier lugar que se ríen del prójimo sin el mínimo respeto que nos exige a todos la convivencia pacífica.Pero es como intentar explicar a la gente que hay que mantener un respeto hacia Sánchez, porque hayamos votado lo que hayamos votado o no hayamos votado, no deja de ser nuestro presidente. Es como hace poco que alguien le intentó abofetear a Macron y seas de la ideología que seas, o como es mi caso, de ninguna, no están bien esas actuaciones.Es como los diputados en el Congreso, que son nuestros diputados, todos ellos, y la gente se cree que solo son sus diputados los que son de su cuerda. Todo eso indica un desconocimiento de las mínimas norma democráticas y de convivencia. Aunque pueda disentir de lo que dice Abascal, no por eso deja de ser uno de los 350 diputados que, esté de acuerdo o no con el sistema, son mis diputados. Todos ellos han sido elegidos por el voto popular, o sea, por nosotros. Pero bueno, está claro que mucha gente todavía no ha adquirido la madurez suficiente para entenderlo. Yo no lo critico. Lo entiendo. A mi también me costó llegar a ver lo obvio.Resumiendo. Y volviendo a la Educación. Deberíamos tener una Educación, desde mi punto de vista, más abierta, más abierta a las genialidades de los alumnos. No tan enfocada a que todos seamos profesores, ingenieros o periodistas. Me parece un corsé. Y al final ¿para qué? para que todos tengamos el mismo grado, sepamos inglés y no nos suspendan como a Shakespeare, cuando su profesor le decía "William, deje de hablar raro". Y al final de 10 puestos que hay para los 1000 que tenemos las titulaciones, y al final nos falta lo fundamental: "Pero vamos a ver, alma cándida, ¿a usted quién le recomienda?" Y con mucha titulación sin recomendación ¿dónde vamos?Es un tema poliédrico, sin duda.Un cordial saludo a todos.
Escrivá: “Los ‘baby boomers’ podrán elegir entre un ajuste pequeño en su pensión o podrán trabajar algo más”Sánchez exhibe su décimo acuerdo con patronal y sindicatos con la firma de la primera parte de la reforma de las pensionesEl ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, el pasado 28 de junio en Madrid.En vídeo, Escrivá dice que el acuerdo sobre las pensiones "elimina la incertidumbre", este jueves en Madrid.(FOTO: EFE | VÍDEO: EP)Carlos E. Cué | Gorka R. Pérez | Madrid - 01 JUL 2021 - 13:32 CESTSolo unas horas después de un durísimo debate en el Congreso en el que la oposición le pidió la dimisión, Pedro Sánchez ha exhibido esta mañana su décimo acuerdo con patronal y sindicatos, esta vez en un tema tan relevante como el de las pensiones. La parte más difícil de la reforma ha quedado para otra negociación, como se encargaron de destacar los representantes de los agentes sociales, pero en el ambiente político actual, con una fortísima presión del mundo conservador sobre la CEOE para que rompa con el Gobierno, el acuerdo tiene un valor especial, y así lo quiso destacar el presidente en un acto solemne de firma del pacto en los jardines de La Moncloa. “Son ya 10 grandes acuerdos con los agentes sociales en esta legislatura”, reivindicó Sánchez, desde el aumento del salario mínimo hasta los ERTE. “Esto es solo el principio de una reforma que urgía. Es muy importante seguir trabajando con los agentes sociales. La reforma de las pensiones está en la columna vertebral de la acción de Gobierno.”, ha señalado en relación a los compromisos que el Gobierno ha alcanzado con la Comisión Europea para controlar el gasto en pensiones.La primera parte de la reforma de pensiones se centra en medidas para alargar la edad de jubilación con incentivos para trabajar más allá de la edad legal y penalizaciones para los que la adelanten. El gran problema de la Seguridad Social es que en breve empezará a jubilarse la generación del baby boom, la corte demográfica más voluminosa. Se necesitarán medidas para garantizar las prestaciones de estos. Por eso Escrivá, explicó este jueves en una entrevista en RTVE: “Los baby boomers podrán elegir entre un ajuste pequeño en su pensión o podrán trabajar algo más”.El primero de muchos hitosLa negociación del nuevo factor de sostenibilidad, uno de los mecanismos de ajuste que vincula la prestación con la esperanza de vida, que ha quedado para más adelante, será muy compleja, admitieron todos los intervinientes, pero este es un buen primer paso. “Este es el primero de muchos hitos que van a venir esta legislatura”, ha insistido Sánchez, empeñado en convencer al mundo económico de que, haga lo que haga la oposición, la legislatura se agotará y por tanto le quedan dos años y medio por delante.Antonio Garamendi, líder de la CEOE, muy presionado estos días por sus palabras a favor de los indultos, ha admitido que les hubiera gustado cerrar la negociación completa de una vez, pero al final se ha decidido dividirla en tres bloques y empezar por donde había más acuerdo. “Europa nos está pidiendo que arreglemos este problema”, ha asegurado sobre esos acuerdos con la UE. “La tercera fase [donde está el nuevo factor de sostenibilidad, aún por definir] será más complicada, pero intentaremos llegar a acuerdos. Que se siga manteniendo un factor de sostenibilidad es importante. Si solo hablamos de lo que vamos a gastar el acuerdo no sirve. Vamos a seguir hablando de flexibilidad”, aseguró. Y después, entre risas, hizo una mención indirecta a esas críticas contra él en el mundo conservador por sus pactos con el Gobierno. “Vamos a seguir actuando siempre con independencia, con sentido de Estado, nos podemos equivocar pero trabajamos por el bien de España y con lealtad”, ha rematado. Junto al líder de la CEOE, por la parte empresarial también ha firmado el documento el vicepresidente de Cepyme, Santiago Aparicio.Unai Sordo, líder de CC OO, ha asegurado que “recuperar los consensos en materia de pensiones es un valor muy importante para este país. Este no es un acuerdo para cargar las pensiones en las futuras generaciones. Y lanza el mensaje de que el sistema de pensiones, en contra de lo que se decía, es perfectamente viable en España”. Pepe Álvarez, de UGT, ha reivindicado que con este pacto se recupera el consenso que se logró en 2011, con otra reforma compleja con el PSOE en el Gobierno, y se rompió en 2013, con la última reforma del PP, que llegó sin acuerdo. “Con este pacto hay una derogación de facto de la reforma de 2013. Es una lección para el futuro. Las pensiones se negocian y se acuerdan con los sindicatos y la patronal. Ya no volverá a depender del Gobierno de turno la revalorización de las pensiones”, remató Álvarez.El décimo acuerdo viene así a demostrar que pese a la situación política, la negociación entre Gobierno, patronal y sindicatos sigue avanzando. Aun así, todos los responsables de los tres sectores consultados admiten que a partir de ahora será mucho más difícil, porque se tienen que negociar cosas muy delicadas, como la reforma laboral, la parte más sensible de la reforma de pensiones o la subida del salario mínimo, que aún está en discusión dentro del Gobierno y a la que se opone radicalmente la patronal.Problema coyuntural, según el ministroLa primera parte de la reforma de las pensiones que han acordado Gobierno y agentes sociales contempla la incorporación de un mecanismo de equidad intergeneracional que sustituirá al factor de sostenibilidad, el instrumento corrector diseñado en la anterior reforma para ajustar las prestaciones mediante un vínculo de la pensión con la esperanza de vida. El nuevo sistema, que se definirá antes de final del próximo noviembre, afectará a las prestaciones de la generación del baby boom (los nacidos entre 1958 y 1977), según ha admitido este jueves el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.En una entrevista en TVE, el ministro ha explicado que esta generación es “más ancha”, es decir, más numerosa, y deberá asumir “algo del esfuerzo que hay que hacer de moderación del gasto en pensiones durante un periodo concreto de tiempo”. Para ello, adelanta que podrán “elegir entre varias opciones: una puede ser un pequeño ajuste en su pensión, que sería muy moderado, o alternativamente podrían trabajar un poco más”. Para Escrivá, España “no tiene un problema agudo de pensiones”, sino “un problema coyuntural” para afrontar el incremento del gasto que supondrá la jubilación de esta generación, ya que después se corregirá solo. La primera parte de la reforma de las pensiones que se ha firmado en La Moncloa se vertebra sobre tres pilares concretos: derogación del factor de sostenibilidad, implantación de un nuevo mecanismo de equidad intergeneracional (que comenzará a aplicarse en 2027) y establecimiento de incentivos para acercar la edad real de jubilación (ahora en unos 64,6 años) a la legal (entre 65 años y 66 años en 2021).Según ha señalado Escrivá, la derogación del factor de sostenibilidad (que liga la prestación a la esperanza de vida), implantado por el Partido Popular en la reforma de 2013, supone la eliminación de un elemento “mal definido” porque vinculaba las pensiones “a la esperanza de vida a todos y de forma indefinida”, según ha explicado.La reforma de pensiones entrará en vigor “a fin de año”, tal y como ha concretado el ministro, quien ha calculado que llegará al Congreso a principios de septiembre y “podrá estar vigente en algunos elementos centrales ya para el año que viene”. De esta forma, las pensiones ya comenzarán 2022 revalorizándose con el IPC de 2021, ha dejado claro el ministro, de forma que “los pensionistas no tendrán que estar pendientes cada año de ver qué decide en presupuestos el Gobierno de turno”.
https://twitter.com/el_pais/status/1410531263820320777CitarEscrivá: “Los ‘baby boomers’ podrán elegir entre un ajuste pequeño en su pensión o podrán trabajar algo más”Sánchez exhibe su décimo acuerdo con patronal y sindicatos con la firma de la primera parte de la reforma de las pensionesEl ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, el pasado 28 de junio en Madrid.En vídeo, Escrivá dice que el acuerdo sobre las pensiones "elimina la incertidumbre", este jueves en Madrid.(FOTO: EFE | VÍDEO: EP)Carlos E. Cué | Gorka R. Pérez | Madrid - 01 JUL 2021 - 13:32 CESTSolo unas horas después de un durísimo debate en el Congreso en el que la oposición le pidió la dimisión, Pedro Sánchez ha exhibido esta mañana su décimo acuerdo con patronal y sindicatos, esta vez en un tema tan relevante como el de las pensiones. La parte más difícil de la reforma ha quedado para otra negociación, como se encargaron de destacar los representantes de los agentes sociales, pero en el ambiente político actual, con una fortísima presión del mundo conservador sobre la CEOE para que rompa con el Gobierno, el acuerdo tiene un valor especial, y así lo quiso destacar el presidente en un acto solemne de firma del pacto en los jardines de La Moncloa. “Son ya 10 grandes acuerdos con los agentes sociales en esta legislatura”, reivindicó Sánchez, desde el aumento del salario mínimo hasta los ERTE. “Esto es solo el principio de una reforma que urgía. Es muy importante seguir trabajando con los agentes sociales. La reforma de las pensiones está en la columna vertebral de la acción de Gobierno.”, ha señalado en relación a los compromisos que el Gobierno ha alcanzado con la Comisión Europea para controlar el gasto en pensiones.La primera parte de la reforma de pensiones se centra en medidas para alargar la edad de jubilación con incentivos para trabajar más allá de la edad legal y penalizaciones para los que la adelanten. El gran problema de la Seguridad Social es que en breve empezará a jubilarse la generación del baby boom, la corte demográfica más voluminosa. Se necesitarán medidas para garantizar las prestaciones de estos. Por eso Escrivá, explicó este jueves en una entrevista en RTVE: “Los baby boomers podrán elegir entre un ajuste pequeño en su pensión o podrán trabajar algo más”.El primero de muchos hitosLa negociación del nuevo factor de sostenibilidad, uno de los mecanismos de ajuste que vincula la prestación con la esperanza de vida, que ha quedado para más adelante, será muy compleja, admitieron todos los intervinientes, pero este es un buen primer paso. “Este es el primero de muchos hitos que van a venir esta legislatura”, ha insistido Sánchez, empeñado en convencer al mundo económico de que, haga lo que haga la oposición, la legislatura se agotará y por tanto le quedan dos años y medio por delante.Antonio Garamendi, líder de la CEOE, muy presionado estos días por sus palabras a favor de los indultos, ha admitido que les hubiera gustado cerrar la negociación completa de una vez, pero al final se ha decidido dividirla en tres bloques y empezar por donde había más acuerdo. “Europa nos está pidiendo que arreglemos este problema”, ha asegurado sobre esos acuerdos con la UE. “La tercera fase [donde está el nuevo factor de sostenibilidad, aún por definir] será más complicada, pero intentaremos llegar a acuerdos. Que se siga manteniendo un factor de sostenibilidad es importante. Si solo hablamos de lo que vamos a gastar el acuerdo no sirve. Vamos a seguir hablando de flexibilidad”, aseguró. Y después, entre risas, hizo una mención indirecta a esas críticas contra él en el mundo conservador por sus pactos con el Gobierno. “Vamos a seguir actuando siempre con independencia, con sentido de Estado, nos podemos equivocar pero trabajamos por el bien de España y con lealtad”, ha rematado. Junto al líder de la CEOE, por la parte empresarial también ha firmado el documento el vicepresidente de Cepyme, Santiago Aparicio.Unai Sordo, líder de CC OO, ha asegurado que “recuperar los consensos en materia de pensiones es un valor muy importante para este país. Este no es un acuerdo para cargar las pensiones en las futuras generaciones. Y lanza el mensaje de que el sistema de pensiones, en contra de lo que se decía, es perfectamente viable en España”. Pepe Álvarez, de UGT, ha reivindicado que con este pacto se recupera el consenso que se logró en 2011, con otra reforma compleja con el PSOE en el Gobierno, y se rompió en 2013, con la última reforma del PP, que llegó sin acuerdo. “Con este pacto hay una derogación de facto de la reforma de 2013. Es una lección para el futuro. Las pensiones se negocian y se acuerdan con los sindicatos y la patronal. Ya no volverá a depender del Gobierno de turno la revalorización de las pensiones”, remató Álvarez.El décimo acuerdo viene así a demostrar que pese a la situación política, la negociación entre Gobierno, patronal y sindicatos sigue avanzando. Aun así, todos los responsables de los tres sectores consultados admiten que a partir de ahora será mucho más difícil, porque se tienen que negociar cosas muy delicadas, como la reforma laboral, la parte más sensible de la reforma de pensiones o la subida del salario mínimo, que aún está en discusión dentro del Gobierno y a la que se opone radicalmente la patronal.Problema coyuntural, según el ministroLa primera parte de la reforma de las pensiones que han acordado Gobierno y agentes sociales contempla la incorporación de un mecanismo de equidad intergeneracional que sustituirá al factor de sostenibilidad, el instrumento corrector diseñado en la anterior reforma para ajustar las prestaciones mediante un vínculo de la pensión con la esperanza de vida. El nuevo sistema, que se definirá antes de final del próximo noviembre, afectará a las prestaciones de la generación del baby boom (los nacidos entre 1958 y 1977), según ha admitido este jueves el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.En una entrevista en TVE, el ministro ha explicado que esta generación es “más ancha”, es decir, más numerosa, y deberá asumir “algo del esfuerzo que hay que hacer de moderación del gasto en pensiones durante un periodo concreto de tiempo”. Para ello, adelanta que podrán “elegir entre varias opciones: una puede ser un pequeño ajuste en su pensión, que sería muy moderado, o alternativamente podrían trabajar un poco más”. Para Escrivá, España “no tiene un problema agudo de pensiones”, sino “un problema coyuntural” para afrontar el incremento del gasto que supondrá la jubilación de esta generación, ya que después se corregirá solo. La primera parte de la reforma de las pensiones que se ha firmado en La Moncloa se vertebra sobre tres pilares concretos: derogación del factor de sostenibilidad, implantación de un nuevo mecanismo de equidad intergeneracional (que comenzará a aplicarse en 2027) y establecimiento de incentivos para acercar la edad real de jubilación (ahora en unos 64,6 años) a la legal (entre 65 años y 66 años en 2021).Según ha señalado Escrivá, la derogación del factor de sostenibilidad (que liga la prestación a la esperanza de vida), implantado por el Partido Popular en la reforma de 2013, supone la eliminación de un elemento “mal definido” porque vinculaba las pensiones “a la esperanza de vida a todos y de forma indefinida”, según ha explicado.La reforma de pensiones entrará en vigor “a fin de año”, tal y como ha concretado el ministro, quien ha calculado que llegará al Congreso a principios de septiembre y “podrá estar vigente en algunos elementos centrales ya para el año que viene”. De esta forma, las pensiones ya comenzarán 2022 revalorizándose con el IPC de 2021, ha dejado claro el ministro, de forma que “los pensionistas no tendrán que estar pendientes cada año de ver qué decide en presupuestos el Gobierno de turno”.Saludos.