QUE LES DEN; NOSOTROS, A LO NUESTRO.—Ya no hay ningún pisitófilo creditófago que no sepa que lo que viene no es bonito... para ellos. Y con qué insistencia
se aferran a la supuesta inflación salvadora.
Los estructuraltransicionistas
estamos viviendo una fiesta, aunque algunos todavía no se animen a salir a bailar.
Esta vez no hay que montar operaciones escoba ni escudos ni desagües ni leches. Sanseacabó. Ha pasado a la historia el sufrimiento de la primera década tras el Turning Point (2006) y Capitulación (2010) del modelito popularcapitalista ochentero. Ahora
la situación está controlada. El golpe financiero se lo van a llevar las entidades financieras en la sombra, es decir, no al sol de la regulación y la garantía. Solo lo niegan los apegados al ladrillo y los falsos estructuraltransicionistas e impostores que contemporizan con nosotros.
Esta vez la fiesta es para siempre. Por fin, se esfuma el
espantajo de la supuesta hermandad pisitófilo-creditófaga del todos capitalistitas vigente desde mediados de los 1980:
https://www.youtube.com/watch?v=rgbdVSHvWtY(Los negros no han sido exterminados de EEUU gracias a que la Luisiana fue española, lo que permitió que se desarrollaran libres y que pudiera surgir el Jazz:
https://www.youtube.com/watch?v=3n_N-ArlOck )
Los pisitófilos aman la inflación porque implica la
depreciación del dinero, el antagonista del ladrillo. Los creditófagos, porque implica la
depreciación del derecho de crédito que tiene contra ellos el acreedor hipotecario. Es la misma cosa porque los derechos de crédito también son dinero en sentido amplio. Como quieren que haya inflación, tienen que rasgarse las vestiduras por
cuánto valor pierde el dinero que no tienen y reivindicar, cínicamente, que 'deus ex machina' aparezca de repente de entre las nubes y tire para arriba de los tipos de interés... de Pasivo —los de Activo, no, porque son los que tienen que pagar ellos—.
Tiene, ¡ja!, que haber inflación porque, si no, sería el acabose... para ellos. Y a las autoridades financieras, de momento, no les viene mal que se crea que la hay, para gozar de una temporadita de
munición monetaria y
recaudación fiscal, pero sobre todo porque está en el ortograma acabar con la pisitofilia creditofágica y nada mejor que asustar a los ya asustadísimos con inflaciones bidigitales. Por eso
la 'inflación' que hay es rara y la entrecomillamos. Cada bocazas que la da por hecha tiene su propia teoría pretendidamente académica, para regodeo de quienes tenemos dinero y vemos los toros desde la barrera.
Hemos leído en un medio de comunicación 'falsorrojo', quijote del pensamiento único popularcapitalista, que «la medida más eficaz para frenar la escalada de precios y reducir
la pobreza que sufren los más vulnerables es la subida de tipos de interés». ¿Cómo? Para que los 'pobreticos' pobres no sean tan pobres, ¿hay que engordar las rentas financieras de quienes tienen dinero? ¿Y en detrimento de qué otras rentas? ¿De las salariales, de las empresariales, de las pensiones? Desde luego, de las rentas inmobiliarias, no. Quienes estamos contra el rentismo usurario inmobiliario, sabemos que
modificar discrecionalmente el nivel de tipos de interés en una economía supermegahiperendeudada e instalada permanentemente en la 'trampa de liquidez' (vid. Modelo IS-LM) no vale nada más que para descomponer expectativas. Ya solo se puede creer en la política fiscal. La relación causal entre inflación y tipos es biunívoca, pero más fuerte al revés de lo que creen quienes ven a los bancos centrales como si fueran dioses —los tipos de interés no son más que una clase de precios especial—. Es más, las subidas de tipos de interés, en estas situaciones, realimentan la inflación al alza. Los perdedores se ponen interesantes con los tipos de interés contra la inflación porque tienen una restricción mental: «El Pisito no me lo toques». Pero nos tememos que va ser que sí. Por fin,
el bancocentralismo ha decidido actuar contra la pisitofilia y la creditofagia. Primero, por las buenas, enseñando la patita de la inflación rara. Pero, avisando implícitamente de que, al final, lo va a hacer por las malas: las autoridades han incluido
la represión y depleción de rentas inmobiliarias entre los instrumentos de política monetaria no convencional, del mismo modo que lo es toda retención en las nóminas. Powell:
https://www.bubbleinfo.com/2022/06/16/fed-trying-to-tank-the-market/— "… you are seeing a changing housing market... if you are homebuyer, somebody or a young person looking to buy a home, you need a bit of a reset… we do our work in a way that the housing market settles in a new place…".
Dejémonos de mamonadas, perdón por la expresión. Las dos medidas más eficaces para «frenar la escalada de precios y reducir la pobreza que sufren los más vulnerables» son:
—
depreciar la vivienda, es decir, liberar a la economía productiva de la inmensa losa que desde mediados de los 1980 la asfixia directa e indirectamente, anidada en los costes salariales; y
—
depreciar el dólar norteamericano; no solo por los hidrocarburos y las materias primas; también por la ingente masa de deuda denominada en dólares norteamericanos que hay.
Sí sabemos cómo se deprecia la vivienda: descomponiendo su mierda de expectativas usurarias y reprimiendo sus rentas —como hacemos con las rentas financieras—. Recordemos que la usura es la ganancia excesiva que se saca de algo; más precisamente, la injusticia conmutativa o desigualdad de prestaciones en términos de valor, en las relaciones sinalagmáticas.
¿Pero cómo se deprecia el dólar norteamericano? ¿Qué interesa a sus grandes tenedores, p. ej., la República Popular China, para la que EEUU es un tigre de papel? —jamás hubiéramos imaginado lo literal que iba a ser esta metáfora maoísta—. Desde luego, el dólar ahora está sobrevaloradísimo. No parece que pudiera ir más allá sin causar
daños muy graves. El EUR no debiera razonablemente abaratarse más. En la eurozona,
el margen para inflacionar —y velar ajustes valorativos— se ha volatilizado, aparte de que el euro es irreversible (el bréxit fue posible porque UK no estaba en la eurozona).
A la rareza de la inflación se suma la anomalía de la carestía del dólar norteamericano. No obstante, 'cosas veredes, amigo Sancho'.
Este mes de julio de 2022 ha sido histórico.
'La inflación más rara que jamás se haya visto' ha servido de
coartada para que las autoridades ordenaran
alzas destempladas de los niveles de tipos de interés de intervención, para que los agentes abandonen ya, de una puñetera vez, sus expectativitas popularcapitalistas y
se humillen ante el cambio estructural que dicta el ortograma capitalista. Como la economía no está bien y abundan los idiotas dostoyevskianos que se creen que los bancos centrales —y los fiscos— son los culpables de todo —patraña muy bien orquestada por los gestores de DOP, Dinero de Otras Personas, y los voceros falsoliberales-neoliberales—, las alzas destempladas han tenido que ir acompañadas de una
retórica suavona acerca del concepto de recesión coyuntural, que nos ha venido a los estructrualtransicionistas como anillo al dedo. El caso es que, por hache o por be, ha tenido lugar la
oficialización blanda de un importantísimo hito estructural, cosa que vemos que no entiende bien casi ningún analista. También, las fechas veraniegas han ayudado al triunfo de esta operación de política de comunicación bancocentralista. Tras su decisión, que ha sido una de las más orientadoras de expectativas que se recuerdan, han proclamado que, a partir de este momento,
se apean de la 'foward guidance' e irán 'partido a partido'. Ya lo dijo Lagarde: 'It will come in due course'. ¡Entendido! Queda finiquitado —de momento— el anuncio de decisiones a adoptar. Los popularcapitalistas ya no solo están asustadísimos. Han sido colocados 'a fortiori' en
Modo Supervivencia. Corredor de la muerte, total.
Nos viene a la memoria aquello de:
—¿Qué tal el enfermo?
—Ha pasado muy buena noche y esta mañana ha fallecido muy mejorado.
Hay que ser tonto o malo para decir que «es que no tienen ni idea de lo que está pasando», máxime cuando en blogs como este, noticia que sale, noticia que se integra en el análisis sin disonancia cognitiva alguna.
Este mes de julio ha tenido lugar la
inflexión definitiva de la última fase de la Transición Estructural (TE) del modelo popularcapitalista falsoliberal-neoliberal de los 1980 al nuevo modelo de dinero fortísimo y planificación central. La cota ha sido conquistada. Solo queda el aprovechamiento del éxito y la sumisión del enemigo, que no es poca cosa, proceso que no tiene por qué extenderse más allá de
2025.
El nuevo modelo es infinitamente mejor que el viejo.
Durante las dos primeras semanas de este mes se han distribuido las últimas dosis de narcóticos. Las dos más notables:
— una verdad:
• que una
recesión (que es un concepto de los ciclos coyunturales, no de los estructurales) no se define por la menudencia de que alguien con poder político estime dos datos estadísticos de PIB trimestral negativos seguidos (que pase esto quiere decir que es seguro que ya se estaba en recesión); y
— cuatro mentirijillas piadosas:
• que la
inflación 'es' el dato estadístico de IPC,
• que la inflación estaría siendo racional pero intolerablemente alta,
• que todo se normaliza subiendo unos cuantos puntos básicos los
tipos de interés de intervención y
• que, aunque se resientan la actividad y el empleo, el daño no será permanente porque las dificultades no son estructurales (cóvid, cadenas de suministro, Ucrania).
En este blog sabemos que esta recesión es especial porque el ciclo coyuntural al que pertenece es el último del pack de ciclos coyunturales que componen el ciclo estructural que muere. Y, por tanto,
es estúpido pensar la política económica actual solo en términos de coyuntura.
Nosotros situamos el ‘dies a quo’ del proceso de Catacrack (inflexión de la transición estructural) en la
tercera semana de julio, Arbitrariamente, dijimos que sería el pasado martes 19, para gozar del 'hype' de una cuenta atrás que antecediera al espasmo y darle en los morros a 'El Sector', y a sus correveidiles y lametraseros, que siempre están jodiendo con porcentajitos y fechitas. Misión cumplida. Además, hemos dado en el blanco. Hoy, diez días después de aquel martes 19, que ya se antoja tan lejano,
han pasado tantas cosas, especialmente en EEUU, que nadie se atreve a hablar de otra cosa que no sea de lo paradójica que es esta recesión, aunque no utilicen los conceptos propios de los ciclos estructurales —pero, tiempo al tiempo—.
Desde luego, qué poco dura la alegría en la casa del pobre. ¿Se acuerdan cuando nos dio por las metáforas de La Sansona y el Payaso Marcelino? Entonces, empezaban a pasar cosas —
eventos de calidad— como las que estamos viendo ahora día sí, día también. Entonces, el BCE tuvo que salir a
aguachirlar la hipotética 'Rerrecuperación de la Reburbuja', tan cacareada por los ganchos del timo inmobiliario. Recuerden que vino a avisar de que la tensión en el mercado inmobiliario era a pesar de que las cosas no iban tan bien como se creía; que dicha tensión estaría provocada única y exclusivamente por el ahorro de la pandemia ('savings accumulated during the pandemic') y realimentada por su propio Efecto Riqueza; y que
no hay presión sobre los mercados de capitales porque las expectativas de inflación de las familias y empresas no financieras, que son quienes 'himbierten', son irracionalmente superiores a las de los mercados financieros, razón por la cual no tenemos que sentirnos incómodos con el desquicie del bajísimo —negativísimo— nivel de tipos de interés reales. Lo cierto es que, hace solo unos pocos meses, los 'triunfadores' de El Pisito, normalmente nacidos antes de 1955, babeaban sin cesar con «loh miyoneh que ya nos dan», a pesar de que la inmensa mayoría de la población, especialmente la juventud, lo estaba pasando tan mal que la necesidad de atención psiquiátrica apareció en la agenda de todos. En este histórico julio de 2022, los babosos han ensuciado sus pantalones.
Ahora solo cabe esperar la
caída generalizada de precios inmobiliarios (que será,
como mínimo, del 50%, como se entrevé ya en EEUU —en la media, de 500 mil a 250 mil USD, con el dólar caro actual—).
Maquiavelo propondría al príncipe meter como Dios manda la vivienda en el IPC, pero solo mientras dure la corrección valorativa, para poner los IPC en negativo y, así, abaratar silenciosamente las nóminas de los funcionarios y las pensiones.
Como estamos de fiesta, ahí va esto, de una pianista 'caucásica' del Cáucaso, con la voz bien colocada:
https://www.youtube.com/watch?v=mnA-6vjPWT0https://www.youtube.com/watch?v=PjvDSZfGuJEhttps://www.youtube.com/watch?v=F-3q60ziHHQ"Im Sokhak" can be traced back to the village of Shatakh, in the province of Van. The lyrics depict a mother who tries to lull her crying baby to sleep. She calls on the kindly dove, the sweet nightingale, and the lark to help, but it is only when she calls on the hawk (the fighting bird), who sings a song of war, when her child finally sleeps. It is the call of rebellion that drives the child to comfort and rest, which some draw connection to the Armenian people as a whole. Thus, this simple lullaby has come to symbolize the David and Goliath story of Armenians and their nation.
Serj Tankian, from the super-successful Armenian American heavy metal band, System of a Down, recorded a duet of this lullaby with Larisa Ryan for the film, "1915," about the Armenian Genocide. The result is a stunning, melancholic delivery. The music video features clips from the film and a stoic Larisa and Serj, surrounded by near total darkness.
On the surface, "Im Sokhak" children, but its powerful underlying meaning and beautifully simple melody speaks to all Armenians as a whole. How many lullabies do you know that can bring you to tears?___
(Hoy toca darle gracias a Derby y a Manu Oquendo.)