[Avances en
rentas salariales y pensiones acordados por el Gobierno del PSOE en 2023:
— Las pensiones de la Seguridad Social, en su modalidad contributiva, y las pensiones de Clases Pasivas, incluido el importe de la pensión mínima, se han revalorizado un 8,5% en 2023, que es la inflación media del año anterior.
— Las pensiones no contributivas de jubilación e invalidez y los perceptores del Ingreso Mínimo Vital mantienen en 2023 el incremento extraordinario del 15%.
— En 2023, la pensión media de jubilación aumenta 1.500 euros en, y la de viudedad, 930 euros.
— La subida generalizada de las pensiones beneficia, nada más y nada menos, que a 9 millones de personas.
— Entre 2023 y 2024, ya está decidido que suban casi un 10% las retribuciones de los funcionarios, principal concepto del gasto público después de las pensiones. En números redondos, algo más de dos millones y medio de personas se benefician de esta subida: medio millón, en la administración central; millón y medio, en la autonómica; y medio, en la local.
— En 2023, el salario mínimo sube un 8%, situándose en 1.080 euros mensuales. Esta decisión beneficia directamente a 1,5 millones de trabajadores.
9 + 2,5 + 1,5 = 13 millones
En España, hay 19 millones de hogares.
Hay que entender que estos avances en rentas salariales y pensiones acordados por el Gobierno del PSOE tienen, entre otras, dos explicaciones que nos interesan para nuestro análisis:
— son electoralistas; y
— son preparatorios de sendos retrocesos que acordará la UE para ser ejecutados por el próximo Gobierno, en el marco del 'schedule' para España (cronograma) del proceso de endurecimiento de la política económica, tanto monetaria, como fiscal.
El PSOE, si no es en solitario, no gobernaría España. Pero maldita gracia que le haría.
Ha mordido el polvo de eso que Clausewitz llamaba fricción —en este caso,
fricción bolsillo-ladrillo—. No estamos en tiempos de paz estructural, sino de guerra. Y a la mayoría natural electoral (asalariados y pensionistas) le duele más perder ladrillo estructural que ganar bolsillo coyuntural. Lo sabíamos, que conste, por el sesgo cognitivo de aversión a las pérdidas del que tanto hemos hablado desde que dieron el Nobel de Economía a los psicólogos Kahneman y Tversky.
Se está votando con el ladrillo, no con el bolsillo.
A finales de los años 1950 pasaba lo mismo. La tecnocracia era rechazada por la víscera, encantada de la vida con la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento (1958). Si el Plan de Estabilización (1959) se hubiera sometido a referéndum, habría salido que no. ¡Vivan las cadenas!
A la inversa, preservando el ladrillo, podría atracarse al bolsillo sin coste electoral.
Como solo hay 5 tipos rentas (tres preprimarias —inmobiliarias, financieras y pensiones— y dos primarias netas de preprimarias —trabajo y la residual, la de la empresa—); y como tres de las cinco son difíciles de toquetear (financieras, trabajo y empresa); resulta que el juego se reduce al consabido
«o pisito o pensión». Y, como hemos visto 'sensu contrario' en estas elecciones, se pueden bajar las pensiones a lo bestia, simplemente, con la vaselina, p. ej., de una rehotelización del inquilinato y la pena de prisión permanente revisable a los 'inquiokupas'.
Pero, Houston, tenemos un problema: el capital, para sobrevivir, tiene que desinmobiliarizarse. No hay tutía. Es una orden para el gobierno 'local' (local respecto al imperio) que salga de las próximas elecciones —gobierno que siempre tiene poco poder, como lo prueba la mierda de sueldos de su presidente, ministros, secretarios de Estado, subsecretarios y directores generales—.
¿Entonces, si el gobierno no podrá dar ladrillo, cómo va a poder toquetear el bolsillo impunemente? Está claro: preservando el llamado salario indirecto (la política que llaman 'cultural', que, como sentó Marcelino Camacho, «se usa de ariete contra la clase obrera»).
Es inverosímil, por lo tanto, que haya una «derogación del sanchismo», como ya empiezan a temerse los anarquistas conservadores. No se va a poder derogar absolutamente nada. Ni del antiladrillo, porque resultaría antisistema, ni de las vergonzantes regulaciones de El Ano, etcétera. Antes al contrario, ahora se les pondrá la guinda del ateísmo-de-derecha mierdrileño, solo que con rango de secretaria de Estado, no de Ministerio.
Después del golpe de Estado blando contra zapatero, el gobierno Rajoy, en el primer consejo de ministros quiso dar ladrillo y resucitó la deducción-IRPF por 'himbersión' en vivienda. Inmediatamente, la UE le puso la proa y acabó humillándole haciendo pedir el rescate por escrito e imponiéndole un memorando de entendimiento en el que, entre otras cosas, le obligó a liquidar las Cajas de Ahorros (y que está en la raíz de la diada separtista).
Dado que la fórmula Feijóo es la fórmula Rajoy 'reloaded' —pero cutrecilla, por carecer de funcionarios de peso excedentes, hoy proletarizados por culpa de la estafa inmobiliaria—, pudiera ocurrir que el primer consejo de ministros del gobierno Feijóo toquetee la Ley de Vivienda y, entonces, le pase exactamente lo mismo que al de Rajoy. Y así, podría quedarle inmediatamente cerrada la puerta para derogar los bodrios 'culturales'.
No vale decir que De Guindos es del partido, porque Rato lo era y acabó en la cárcel de Soto del Real metido por su amigo Rajoy, como él mismo cuenta en el libro que ha escrito ajustando cuentas.
Si
el PSOE consiguiera librarse de tener que formar este próximo gobierno 'del diablo' en España,
habría ganado todas las elecciones (municipales, autonómicas y generales) de 2023... estratégicamente. Sobreviviría reforzado —sin vecinos: Podemos y Ciudadanos— y, además, dada la fricción bolsillo-ladrillo,
sería imposible derogar el sanchismo-feminismo.
Hay batallas que no hay que darlas:
https://www.youtube.com/watch?v=4WT31wDNoGMHay que ver al PP actual como el anterior solo que dividido en dos. La testosterona se ha personificado independientemente en Vox. La derecha es una, a diferencia de las izquierdas.
Si el PSOE consiguiera que el PP tuviera que gobernar
con Vox,
además, habría ganado tácticamente, porque ese gobierno sería 'requeteladrillista' y, encima anti-sanchista-feminista. Sería humillado por la UE, como lo fue el de Rajoy, y no tendría nada que ofrecer a 'las masas' en la suelta del nuevo modelo. Es lo que tienen las soluciones bestias.
El riesgo para el PP es que sus votantes estén tan complacidos con el resultado de las elecciones de mayo que se planteen votar en julio al PP sublimado en Vox, creyendo asegurados los fundamentales y ahora creyendo poder rematar consiguiendo los ideales.
Todo esto que digo son solo hipótesis de trabajo, que conste.
Lo cierto es que al capital y a nosotros nos da igual quien gobierne, siempre que respete el ortograma. Objetivamente, es mejor el PSOE. De los dos que forman el 'pendant', es el suavón profesional. Al capital le permite dormir más tranquilo, como nos hizo ver tantas veces el difunto Emilio Botín. Pero, si las masas prefieren la disciplina, pues se les da y punto pelota. Eso sí,
el cambio de modelo es absolutamente innegociable: planificación central capitalista y dinero fortísimo —antagonista del ladrillo—. Por las buenas o por las malas.]