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Cita de: Urederra en Abril 18, 2023, 12:41:13 pmTodos sabemos que lo que tiene la SAREB son mayoritariamente inmuebles que carecen de los más mínimos estándares de calidad. Por lo tanto, no debería afectar al actual tensionamiento de precios que saque al mercado la SAREB todos esos inmuebles a precios asequibles para los trabajadores españoles.El anuncio de Pedro Sánchez no solo es propagandístico. Va mucho más allá. Está poniendo en el punto de mira a los usureros.No sólo carecen de esos estándares de calidad, sino que muchos de ellos están en zonas con poca o ninguna demanda.La izquierda no es menos pisitófila que la derecha. Si algo hay que es transversal, es precisamente la veneración por la vivienda y el rentismo.Y no creo en el intervencionismo estatal en estas cuestiones (de hecho, cuando ha existido, o bien han provocado contracción del mercado -.o del no-mercado.-, o bien han actuado como topes por abajo y han incentivado las burbujas). Lo único que veo viable es la muerte por inanición (sobre todo, estrangulamiento del crédito).
Todos sabemos que lo que tiene la SAREB son mayoritariamente inmuebles que carecen de los más mínimos estándares de calidad. Por lo tanto, no debería afectar al actual tensionamiento de precios que saque al mercado la SAREB todos esos inmuebles a precios asequibles para los trabajadores españoles.El anuncio de Pedro Sánchez no solo es propagandístico. Va mucho más allá. Está poniendo en el punto de mira a los usureros.
Si hay demanda, pero no al precio exigido por el propietariado. Por eso los traspasaron a la Sareb, para mantenerlos a precios que el nivel salarial de la demanda de la zona no bajara el precio de los pisos de la comarca.(los pisos de la Sareb en las capitales de provincia no son tan roñosos como decís. Muchos son de obra nueva, o suelo en el que sólo falta construir, pero al precio que la gente de la zona pueda pagar, algo que el propietariado no va a permitir.
Respecto a lo que comenta Benzino respecto a izquierda y derecha, te puedo decir que mis amistades y familiares tienden a votar siempre a la izquierda, en gran parte, y el ambiente es de necesidad de un cambio; la zozobra de que la situación económica que se palpa sea tan negativa me lleva a la impresión de que aquí no va a ganar ni Page. La situación real es tan mala (y solamente hay que pasear por la ciudad viendo locales cerrados) que ven en Feijoo lo mismo que doce años atrás vieron en Rajoy. Ayer me dio por ver la entrevista que le hacen a Yo-Yolanda, a ver si proponía algo respecto a la vivienda o generar puestos de trabajo, y su desconexión con la realidad es total, más allá de un público como ella, desconectado de la realidad y muy desenfadado, se va a quedar muy cerca de lo que fue Ciudadanos en las últimas generales. Creo que el bipartidismo, después de las próximas generales, va a volver al punto de partida del 78, no puede existir arraigo político sin prosperidad económica, y solo un populismo muy diferente al de Podemos puede cambiar el eje PP-PSOE. El PP está concretando mucho más que el resto, habla de construir vivienda y eso implica, además de más vivienda, más puestos de trabajo. Los Fijos Discontinuos estaban bien para dar más seguridad a los contratos temporales, pero ese modelo funciona si la economía es dinámica, si puedes tener tres, cuatro o cinco trabajos temporales. Cuando una situación de insuficiencia de ingresos lo vendes de forma machacona como trabajo de calidad y estable, incluso votantes de izquierda terminan pasándose al "otro lado". La vivienda puede ser todo lo accesible que uno quiera, que sin ingresos estables no se puede pagar tampoco. España no solamente es líder en desempleo y desempleo juvenil, sino que también es líder en subempleo, y respecto a desarrollar proyectos de vida, tener familias, independizarse o planificar cosas a medio plazo, afecta tanto o más que el desempleo. Quien da gobiernos no son Valencia, Madrid o Cataluña, sino las provincias que conforman el resto de España. Por tanto, el ortograma puede desear lo que quiera, pero la sensación es de victoria aplastante de la derecha. Por más propaganda que se superponga de que España es lo más de lo más, por más vivienda que se movilice en plena campaña electoral, la sensación general es que estamos mucho peor que hace cuatro años, el mercado laboral sigue hecho unos zorros y la vivienda sigue siendo inaccesible, por hache o por be. Y opino como Chosen, el Pisito va a morir de viejo en una cama; la reforma de las pensiones me lo ha dejado claro. Y lo que venga después, que lo soporte otro.
[...]La izquierda no me cae nada bien, aclaro. Está podrida de wokismo.Pero, acerca de la vivienda, me fijo no en las ideologías, sino en lo que han hecho unos y otros, y simplemente no hay color. Lo del PSOE ha sido una mezcla de insuficiente y rastrero (los peores son los que no sabes a qué atenerte con ellos porque un día te dan un beso y al siguiente lo que te dan es una patada en el hígado). El PP sí ha sido claro... en hotelizar el inquilinato y en transferir dinero público a manos privadas con el máximo descaro.[...]
1/2. Otra vez. O se pone en marcha desde ayer una política de vivienda pública en alquiler dedicando a ello los miles de millones que hagan falta a fin de compensar las décadas de retraso, o se implementa la expropiación por parte del Estado a los propietarios del número de2/2. viviendas que excedan a la unidad y se asignan con un alquiler social. O lo uno o lo otro. No existen más vías para aumentar la oferta de viviendas con un alquiler asequible. ¡No hay!.
Cita de: Benzino Napaloni en Abril 18, 2023, 15:10:15 pm[...]La izquierda no me cae nada bien, aclaro. Está podrida de wokismo.Pero, acerca de la vivienda, me fijo no en las ideologías, sino en lo que han hecho unos y otros, y simplemente no hay color. Lo del PSOE ha sido una mezcla de insuficiente y rastrero (los peores son los que no sabes a qué atenerte con ellos porque un día te dan un beso y al siguiente lo que te dan es una patada en el hígado). El PP sí ha sido claro... en hotelizar el inquilinato y en transferir dinero público a manos privadas con el máximo descaro.[...]O no me entendiste o no me expresé bien. No me refería a los políticos, sino a la gente común y corriente aka mayoría natural. Independientemente de su ideología política, casi todos pisitófilos, y de los pocos que no lo son, casi todos zorrauvistas con un mayor o menor grado de resentimiento.
Si hay órdenes de cortar la fiesta, la derecha lo debe de saber perfectamente. La apuesta está clara: hacerse los locos hasta después de las elecciones y la formación del nuevo gobierno. Después, cartas boca arriba.
Cita de: wanderer en Abril 18, 2023, 17:27:46 pmCita de: Benzino Napaloni en Abril 18, 2023, 15:10:15 pm[...]La izquierda no me cae nada bien, aclaro. Está podrida de wokismo.Pero, acerca de la vivienda, me fijo no en las ideologías, sino en lo que han hecho unos y otros, y simplemente no hay color. Lo del PSOE ha sido una mezcla de insuficiente y rastrero (los peores son los que no sabes a qué atenerte con ellos porque un día te dan un beso y al siguiente lo que te dan es una patada en el hígado). El PP sí ha sido claro... en hotelizar el inquilinato y en transferir dinero público a manos privadas con el máximo descaro.[...]O no me entendiste o no me expresé bien. No me refería a los políticos, sino a la gente común y corriente aka mayoría natural. Independientemente de su ideología política, casi todos pisitófilos, y de los pocos que no lo son, casi todos zorrauvistas con un mayor o menor grado de resentimiento.Totalmente cierto. Fuera de la clase política los más chorizos, sinvergüenzas, y caraduras que he conocido son los que tienen el carné de votantes de izquierda. No buscan un mundo donde todo el mundo tenga garantizado lo básico, y a partir de ahí que cada cual coseche sus resultados (porque no somos iguales, el viejo debate de que nunca puede ser igual uno que se esfuerza y otro que no).Buscan otra cosa. Además de igualdad radical (cosa que sólo puede hacerse por abajo, donde se ve muy bien es en la docencia), buscan ser ellos mismos la élite. Lo que fue la Nomenklatura soviética, vamos.El resentimiento de saberse mediocre y no aceptar lo que se es es muy peligroso, casi nunca se cura. Y nunca se sacia.
Todos sabemos.
Cita de: Benzino Napaloni en Abril 18, 2023, 12:59:34 pm Si hay órdenes de cortar la fiesta, la derecha lo debe de saber perfectamente. La apuesta está clara: hacerse los locos hasta después de las elecciones y la formación del nuevo gobierno. Después, cartas boca arriba.Un detalle: dijeron en la tele que Feijóo daba libertad a las comunidades gobernadas por el PP para desarrollar o no la ley de vivienda. (Madrid salió a decir que ellos ni muertos, claro)Es el reconocimiento tácito de que el caladero de votos de los que han despertado*a entender el problema que es la vivienda es cada vez mayor...*En este foro somos los woke, despiertos, ofendiditos por el propietariado
Génova guardaba en secreto como un tesoro su plan de vivienda y este martes lo soltó como un misil. El Partido Popular busca opacar los avances y anuncios del Ejecutivo proponiendo un pacto estatal por la vivienda que unifique los esfuerzos de la Administración a todos los niveles.
"No voy a hacer demagogia. No hay soluciones fáciles para problemas complejos"
White House closely tracking commercial real estate after banking strains - BernsteinWASHINGTON, April 18 (Reuters) - White House economist Jared Bernstein said the Biden administration is closely tracking developments in commercial real estate after recent strains in the banking sector, given that many smaller and mid-sized banks have "non-trivial" holdings in commercial real estate.Bernstein told the Senate Committee on Banking, Housing and Urban Affairs that occupancy rates in commercial real estate were well below pre-COVID levels and delinquincies had risen a bit recently, although they remained low in historical terms."The issue is very much on our watchlist," Bernstein said during a hearing on his nomination to head the White House Council of Economic Advisers, when asked about the impact of the collapse of Silicon Valley Bank (SVB) on the sector.
Speech by Christine Lagarde, President of the ECB, at the Council on Foreign Relations’ C. Peter McColough Series on International EconomicsNew York, 17 April 2023It is a pleasure to be here in New York.The global economy has been undergoing a period of transformative change. Following the pandemic, Russia’s unjustified war against Ukraine, the weaponisation of energy, the sudden acceleration of inflation, as well as a growing rivalry between the United States and China, the tectonic plates of geopolitics are shifting faster.We are witnessing a fragmentation of the global economy into competing blocs, with each bloc trying to pull as much of the rest of the world closer to its respective strategic interests and shared values. And this fragmentation may well coalesce around two blocs led respectively by the two largest economies in the world.All this could have far-reaching implications across many domains of policymaking. And today in my remarks, I would like to explore what the implications might be for central banks.In short, we could see two profound effects on the policy environment for central banks: first, we may see more instability as global supply elasticity wanes; and second, we could see more multipolarity as geopolitical tensions continue to mount.A changing global economyIn the time after the Cold War, the world benefited from a remarkably favourable geopolitical environment. Under the hegemonic leadership of the United States, rules-based international institutions flourished and global trade expanded. This led to a deepening of global value chains and, as China joined the world economy, a massive increase in the global labour supply.As a result, global supply became more elastic to changes in domestic demand, leading to a long period of relatively low and stable inflation. That in turn underpinned a policy framework in which independent central banks could focus on stabilising inflation by steering demand without having to pay too much attention to supply-side disruptions.But that period of relative stability may now be giving way to one of lasting instability resulting in lower growth, higher costs and more uncertain trade partnerships. Instead of more elastic global supply, we could face the risk of repeated supply shocks. Recent events have laid bare the extent to which critical supplies depend on stable global conditions.That has been most visible in the European energy crisis, but it extends to other critical supplies as well. Today the United States is completely dependent on imports for at least 14 critical minerals.And Europe depends on China for 98% of its rare earth supply.Supply disruptions on these fronts could affect critical sectors in the economy, such as the automobile industry and its transition to electric vehicle production.In response, governments are legislating to increase supply security, notably through the Inflation Reduction Act in the United States and the strategic autonomy agenda in Europe. But that could, in turn, accelerate fragmentation as firms also adjust in anticipation. Indeed, in the wake of the Russian invasion of Ukraine, the share of global firms planning to regionalise their supply chain almost doubled – to around 45% – compared with a year earlier.This “new global map” – as I have called these changes elsewhere – is likely to have first-order implications for central banks.One recent study based on data since 1900 finds that geopolitical risks led to high inflation, lower economic activity and a fall in international trade. And ECB analysis suggests similar outcomes may be expected for the future. If global value chains fragment along geopolitical lines, the increase in the global level of consumer prices could range between around 5% in the short run and roughly 1% in the long run.These changes also suggest that a second shift in the central bank landscape is taking place: we may see the world becoming more multipolar.During the Pax Americana after 1945, the US dollar became firmly ensconced as the global reserve and transaction currency, and more recently, the euro has risen to second place. This had a range of − mostly beneficial − implications for central banks. For example, the ability of central banks to act as the “conductor of the international orchestra” as noted by Keynes, or even firms being able to invoice in their domestic currencies, which made import prices more stable.In parallel, Western payments infrastructures assumed an increasingly global role. For instance, in the decade after the Berlin Wall fell, the number of countries using the payments messaging network SWIFT more than doubled. And by 2020, over 90% of cross-border transmissions were being signalled through SWIFT.But new trade patterns may have ramifications for payments and international currency reserves.In recent decades China has already increased over 130-fold its bilateral trade in goods with emerging markets and developing economies, with the country also becoming the world’s top exporter. And recent research indicates there is a significant correlation between a country’s trade with China and its holdings of renminbi as reserves. New trade patterns may also lead to new alliances. One study finds that alliances can increase the share of a currency in the partner’s reserve holdings by roughly 30 percentage points.All this could create an opportunity for certain countries seeking to reduce their dependency on Western payment systems and currency frameworks – be that for reasons of political preference, financial dependencies, or because of the use of financial sanctions in the past decade.Anecdotal evidence, including official statements, suggests that some countries intend to increase their use of alternatives to major traditional currencies for invoicing international trade, such as the Chinese renminbi or the Indian rupee. We are also seeing increased accumulation of gold as an alternative reserve asset, possibly driven by countries with closer geopolitical ties to China and Russia.There are also attempts to create alternatives to SWIFT. Since 2014, Russia has developed such a system for domestic and cross-border use, with over 50 banks across a dozen countries using it last year. And since 2015 China has established its own system to clear payments in renminbi.These developments do not point to any imminent loss of dominance for the US dollar or the euro. So far, the data do not show substantial changes in the use of international currencies. But they do suggest that international currency status should no longer be taken for granted.Policy frameworks for a fragmenting worldHow should central banks respond to these twin challenges?We have clear examples of what not to do when faced with a sudden increase in volatility. In the 1970s, central banks faced upheaval in the geopolitical environment as OPEC became more assertive and energy prices that had been stable for decades ballooned. They failed to provide an anchor of monetary stability and inflation expectations de-anchored – a mistake that should never be repeated for as long as central banks are independent and have clear price stability mandates.So, if faced with persistent supply shocks, independent central banks can and will go ahead with ensuring price stability. But this can be achieved at a lower cost if other policies are cooperative and help replenish supply capacity.For example, if fiscal and structural policies focus on removing supply constraints created by the new geopolitics – such as securing resilient supply chains or diversifying energy production – we could then see a virtuous circle of lower volatility, lower inflation, higher investment, and higher growth. But if fiscal policy instead focuses mainly on supporting incomes to offset cost pressures (in excess of temporary and targeted responses to sudden large shocks), that will tend to raise inflation, increase borrowing costs and lower investment in new supply.In this sense, insofar as geopolitics leads to a fragmentation of the global economy into competing blocs, this calls for greater policy cohesion. Not compromising independence, but recognising interdependence between policies, and how each can best achieve their objective if aligned behind a strategic goal.We could see the benefits of this in Europe especially, where the multiplier effect of common action in areas such as industrial policy, defence and investing in green and digital technologies is much higher than Member States acting alone.There is another benefit, too: achieving the right policy framework will not only determine how our economies fare at home, but also how they are viewed globally in a context of greater “system competition”. And while the international institutions established in the wake of Bretton Woods remain instrumental for fostering a rules-based multilateral order, the prospect of multipolarity raises the stakes for such internal policy cohesion.For a start, an economic policy mix that produces less volatile growth and inflation will be key in continuing to attract international investment. Although 50-60% of foreign-held US short-term assets are in the hands of governments with strong ties to the United States – meaning they are unlikely to be divested for geopolitical reasons – the single most important factor influencing international currency usage remains strength of fundamentals.By the same token, for Europe, long-delayed projects such as deepening and integrating our capital markets can no longer be viewed solely through the lens of domestic financial policy. To put it bluntly, we need to complete the European capital markets union. This will be pivotal in determining whether the euro remains among the leading global currencies or others take its place.Central banks also have an important role to play here – even as protagonists.For example, the manner in which swap lines are used could influence the dynamics of major international currencies. Both the Federal Reserve and the ECB, within their respective mandates, have been proactive in providing offshore liquidity when recent crises have hit. But others are moving too, which is consistent with a rising role of their currencies. We have already seen the People’s Bank of China set up over 30 bilateral swap lines with other central banks to compensate for the lack of liquid financial markets in renminbi.How central banks navigate the digital era – such as innovating their payment systems and issuing digital currencies – will also be critical for which currencies ultimately rise and fall. This is an important reason why the ECB is exploring in depth how a digital euro could best work if launched.So, we need to be ready for the new reality that may well lie ahead. The time to think about how to respond to changing geopolitics is not when fragmentation is upon us, but before. Because, if I may paraphrase Ernest Hemingway, fragmentation can happen in two ways: gradually, and then suddenly.Central banks must provide for stability in an age that is anything but stable. And I have no doubt that central banks will measure up to the challenge.Thank you.