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En este debate todas las espadas tienen doble filo.
Espadas en aradosEn el jardín de las Naciones Unidas pueden verse varias esculturas y estatuas que han donado distintos países. Esta se llama "Convirtamos las espadas en arados" y fue un regalo de la entonces Unión Soviética en 1959. Creada por Evgeniy Vuchetich, esta estatua de bronce representa a un hombre sosteniendo un martillo en una mano y una espada, que está convirtiendo en un arado, en la otra. Simboliza el deseo del hombre de terminar con las guerras y convertir los instrumentos de la destrucción en herramientas para el beneficio de la humanidad.Derechos reservados © 2001 Naciones Unidas http://www.un.org/spanish/cyberschoolbus/untour/subswo.htm
La UE es una Patronal de Empresarios y Grupos de Presión con un maquillaje pseudosocial, es como si ponen en el gobierno a la patronal con Díaz Ferrán a la cabeza.
Lo que está sucediendo es que nos están sometiendo a un proceso de *saqueo* CALCADO, a los procesos neoliberales que practicaron con latinoamérica con la excusa de la "crisis de la deuda" desde los 70, 80 y 90
"El 80% de los jóvenes asume que tendrá que depender de su familia....La mitad aceptaría cualquier empleo y en cualquier lugar, aunque tenga un sueldo bajo"
Viernes, 17 de enero del 2014«A menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción». Lo cantaba Serrat y es desgraciadamente cierto en algunos aspectos. Los políticos, los bancos y también los padres hemos estafado a cientos de miles de jóvenes a los que educamos, sin distinción de clase y formación, para ser propietarios de un piso. Podemos repartir culpas para dormir más tranquilos, pero es hora de asumir que no hemos estado a la altura de nuestra responsabilidad. Desde pequeños les hemos contaminado con nuestra experiencia sin hacernos ni una sola pregunta crítica sobre qué parte de ella se convertiría en un lastre para su futuro.Miles de jóvenes, la generación que hoy está entre los 30 y los 40, están atrapados entre paredes por las que pagarán, en el mejor de los casos, el doble de lo que valen. Compraron pisos infames a precio de oro con la expectativa de la provisionalidad y la esperanza de una especulación que a sus padres les salió tan bien. Durante tres décadas, infinidad de familias prosperaron no tanto por el aumento de sus sueldos como por el incremento constante del precio de su vivienda. Adquirieron en los 80 o 90, por pocos millones de pesetas, un piso que vendieron por el triple una década después. Se nos hizo creer la milonga de que estábamos instalados en un tesoro que, llegado el caso, cualquiera nos sacaría de las manos por el precio que pusiéramos.Prosperar en España era básicamente cambiar de casa especulando con el precio de la que vendíamos a cambio de pagar lo que no valía una nueva. Los que hacían negocio nos invitaban a no apearse de la espiral, y nosotros, como hámsters en la rueda, aceptamos que nuestro piso en copropiedad con el banco era la mejor inversión de nuestra vida. «Cómprate algo, hijo, no tires el dinero en un alquiler», les dijimos cuando quisieron marchar. Y nos hicieron caso y se metieron en cuchitriles infames de 40 o 50 metros cuadrados, de los que no podrán salir porque nadie les dará por ellos ni la mitad de lo que deben seguir pagando sí o sí. Lo provisional se les convirtió en definitivo y eterno. Como su deuda. Y como además se les pasa ya el arroz, están teniendo hijos cuyos cochecitos ocupan medio salón, el que deja libre el tendedero de la ropa, que ocupa el otro medio. Un segundo hijo es una temeridad salvo si es del mismo sexo y ambos pueden compartir litera en un cuarto de 15 metros cuadrados.Cooperadores necesariosUna estafa de la que no solo no hemos prevenido a nuestros hijos sino de la que hemos sido cooperadores necesarios. Les hemos arruinado con nuestros consejos. No levantarán cabeza hasta que muramos y puedan heredar el tesoro en el que vivimos, que, por cierto también vale ya la mitad. Previo pago del impuesto de sucesiones, claro. Eso si no les dejamos aún un pellizco de nuestra hipoteca.
Julia Otero, "Les hemos estafado".CitarViernes, 17 de enero del 2014«A menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción». Lo cantaba Serrat y es desgraciadamente cierto en algunos aspectos. Los políticos, los bancos y también los padres hemos estafado a cientos de miles de jóvenes a los que educamos, sin distinción de clase y formación, para ser propietarios de un piso. Podemos repartir culpas para dormir más tranquilos, pero es hora de asumir que no hemos estado a la altura de nuestra responsabilidad. Desde pequeños les hemos contaminado con nuestra experiencia sin hacernos ni una sola pregunta crítica sobre qué parte de ella se convertiría en un lastre para su futuro.Miles de jóvenes, la generación que hoy está entre los 30 y los 40, están atrapados entre paredes por las que pagarán, en el mejor de los casos, el doble de lo que valen. Compraron pisos infames a precio de oro con la expectativa de la provisionalidad y la esperanza de una especulación que a sus padres les salió tan bien. Durante tres décadas, infinidad de familias prosperaron no tanto por el aumento de sus sueldos como por el incremento constante del precio de su vivienda. Adquirieron en los 80 o 90, por pocos millones de pesetas, un piso que vendieron por el triple una década después. Se nos hizo creer la milonga de que estábamos instalados en un tesoro que, llegado el caso, cualquiera nos sacaría de las manos por el precio que pusiéramos.Prosperar en España era básicamente cambiar de casa especulando con el precio de la que vendíamos a cambio de pagar lo que no valía una nueva. Los que hacían negocio nos invitaban a no apearse de la espiral, y nosotros, como hámsters en la rueda, aceptamos que nuestro piso en copropiedad con el banco era la mejor inversión de nuestra vida. «Cómprate algo, hijo, no tires el dinero en un alquiler», les dijimos cuando quisieron marchar. Y nos hicieron caso y se metieron en cuchitriles infames de 40 o 50 metros cuadrados, de los que no podrán salir porque nadie les dará por ellos ni la mitad de lo que deben seguir pagando sí o sí. Lo provisional se les convirtió en definitivo y eterno. Como su deuda. Y como además se les pasa ya el arroz, están teniendo hijos cuyos cochecitos ocupan medio salón, el que deja libre el tendedero de la ropa, que ocupa el otro medio. Un segundo hijo es una temeridad salvo si es del mismo sexo y ambos pueden compartir litera en un cuarto de 15 metros cuadrados.Cooperadores necesariosUna estafa de la que no solo no hemos prevenido a nuestros hijos sino de la que hemos sido cooperadores necesarios. Les hemos arruinado con nuestros consejos. No levantarán cabeza hasta que muramos y puedan heredar el tesoro en el que vivimos, que, por cierto también vale ya la mitad. Previo pago del impuesto de sucesiones, claro. Eso si no les dejamos aún un pellizco de nuestra hipoteca.El forero Mike Hammer la ha colgado en Burbuja. Al menos Julia reconoce la inmensa estafa que, aún siendo evidente, mucha gente (la mayoría) niega.Edito: Se equivoca en una cosa, no son miles de jóvenes (ya no tan jóvenes en el 2014), son MI-LLO-NES de jóvenes. No sólo han atacado a una generación, la han arrasado y han tirado sal por encima como hicieron los romanos con Cartago.HIJOS DE PUTA
En burbuja le están dando mucha cera, están leyendo mal el sentido de este artículo, no es un "yalodecíayo", es (como bien dices) un "mea culpa". Lo que me descoloca es que una perrolista tan afín al régimen del 78 haga ese reconocimiento de culpa, clarifique de manera expresa el significado verdadero del crecimiento español en las últimas décadas y nombre la jugada como lo que es, una ESTAFA. Aún le estoy dando vueltas a el porqué de este reconocimiento explícito.¿Alguna idea? ¿Ven los barcos del hambre en las costas? ¿Acojone? ¿Es por lo de Gamonal? ¿Se huelen revancha por abajo?