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¿Qué hace de Guindos en economía?El fenómeno se llama “rotación de las élites” y es un clásico en los EEUU, donde esas élites suelen ser hebreas. Consiste en que los altos ejecutivos van y vienen del Gobierno a la alta dirección de las finanzas –o sea, a la banca internacional– como uno pasa del comedor a la cocina de su casa. Allí se ve bien, pues hay coherencia en la ideología de los insignes transeúntes. Todos ellos son sionistas, confesos o no –Geithner, Bernanke, Greenspan–, en un país que se permite tener un importante grupo de diputados en el Congreso que se autodenomina "Israel es Primero".Siguiendo la moda, Luis de Guindos, que es economista, anduvo con Aznar asesorando aquí y allá desde el 1996. Luego, premiado, pasó a la directiva de Renfe. De 2002 a 2004 fue secretario de Estado de Economía. Tras la derrota del PP, a causa del atentado de Al Qaeda (Mosad, MI6 y CIA, amparados por la OTAN), se fue a dirigir la filial de Lehman Brothers, banca de inversiones y servicios financieros, para la península ibérica hasta su bancarrota en 2008. De allí, a PricewaterhouseCoopers, una auditora-consultora, experta en “optimización de impuestos”, o sea, en no pagar más que sobre lo imposible de ocultar. Y ahora regresa al Estado, pues ha sido designado ministro de Economía y Competitividad por el gobierno Azul.Hay varios nubarrones en su nombramiento.:–De Guindos no es experto en Macroeconomía. Su currículo no lo asevera. Pero, eso sí, sabe perfectamente cómo se ha organizado la burbuja mundial del crédito fácil y la orgía de los CDO's, de cuyo papel ha vendido toneladas desde Lehman. De Guindos ha estado en medio de todo el ajo de los fondos estructurados que han traído la ruina a España, no sólo por la marea de la influencia de la debacle norteamericana, sino por la propia creación de fondos de papel por parte de la gran banca española, ese milagro de la multiplicación de los panes y los peces que les permitía prestar dinero ilimitado para comprar ladrillos hasta a los peones inmigrantes del campo español.–De Guindos no se lleva bien con il capo di capi de España –don Emilio Botín– porque, aparte de haber contribuido a que Botín hijo estuviera a punto de dar con sus huesos en la cárcel, por la excesiva exposición de la firma que dirigía a los fondos de Lehman, le costó al padre varios miles de millones de euros por haber avalado con su banco el pufo de Banif liado por de Guindos (la Fiscalía consideró en su día –no sé ahora, con Rajoy en la Moncloa– que el fondo Inmobiliario Banif era especulativo y que vendía a precios simulados). Claro que no fue sólo de Guindos. El retoño de Botín también colocó inversiones de Madoff e islandesas, así como los inmobiliarios del propio Santander, sin advertir de los riesgos de liquidez. Pero Botín sabe que no se llega a ser el mayor banquero de España a base de perdonar.–De Guindos tenía que saber forzosamente que Lehman Brothers estaba en pésima situación, a punto de estafar a sus clientes, mientras seguía colocando miles de millones en fondos estructurados a los incautos españoles y portugueses. Invertir en deuda de Lehman desde un año antes de la quiebra era temerario. De hecho, había entidades, como Barclays, que habían vetado a Lehman por el elevado riesgo que comportaba. Quizás incluso jugó de Guindos, como está demostrado que perpetró Goldman Sachs, a favorecer a ciertos clientes con informaciones que les permitieran especular asegurándose contra los mismos fondos que estaba vendiendo a otros. Es imposible saberlo. Cuando tengamos ocasión, se lo preguntaremos.Mientras quepan todas estas dudas, razonables cuando se trata de gente ligada a la gran estafa que representa esta crisis económica global –recordemos a de Guindos en 2003, de secretario de Estado, asegurando públicamente que en España no existía nada parecido a una burbuja inmobiliaria, a pesar de que los precios de los pisos crecían ya a doble dígito(*)–, ¿cómo deposita la “rotación de las élites populares” a Luis de Guindos al timón del futuro de todos los españoles? La única respuesta es que España esté a punto de suspender pagos, y de Guindos sea considerado el mayor experto en grandes bancarrotas. ¿Será eso?ÁCRATAS(*) Claro que, en 2003, también negaron la burbujeante amenaza los ministros Rato y Montoro, el gobernador del BdE, Caruana, y el mismísimo Botinone.