Deben estar pidiendo todavía menos presión, digo yo...
La banca pide a Ordóñez menos presiónLos cinco grandes bancos españoles han empezado ya a presionar a su supervisor, el Banco de España, para que alivie el tratamiento de los riesgos de las entidades y, con ello, les facilite el cumplimiento de las nuevas exigencias de capital que ha impuesto la Unión Europea.
La fuerte recapitalización que Bruselas, con el silencio del Gobierno y del Banco de España, ha impuesto a Santander, BBVA, Bankia, CaixaBank y Popular ha sido tachada de «injusta» por estas entidades. Con la excepción de Grecia, la banca española será la que más capital tendrá que captar en toda Europa.
El sector financiero español se siente «discriminado». El Banco de España es mucho más duro que los supervisores de otros países a la hora de medir el riesgo que suponen los activos de los bancos. Además, las entidades europeas han podido apuntarse plusvalías por sus carteras de deuda alemana o francesa, y así compensar el agujero griego, pero los bancos españoles no han podido hacer lo mismo con sus bonos brasileños o mexicanos. Y, en tercer término, Europa no ha aceptado como capital los bonos convertibles en acciones, que son fondos de primera calidad a ojos del Banco de España.
El tema más enjundioso es el de los activos. El ratio de solvencia es la relación entre el capital que tiene una entidad y sus activos ponderados por riesgo (APR).
La Autoridad Bancaria Europea ha atacado el numerador, es decir, los fondos propios de las entidades, pero ha mirado para otro lado con el denominador, los activos de riesgo, cuando el criterio de cada supervisor nacional es muy distinto.
Dos ejemplos. Por una hipoteca de 100.000 euros en España, un banco consume un 30% de capital. Por el mismo crédito en los países nórdicos, menos de un 10%. Otro más. Tres bancos, uno español, uno alemán y uno francés se reparten a partes iguales un crédito de 100 millones a una gran multinacional. El banco español debe poner más capital que sus colegas por ese riesgo.
«Hay países con un celo enorme donde el riesgo de cada activo se considera alto, y otros que son muy laxos», denunció el pasado viernes Jacobo González-Robatto, director corporativo del Popular.
Cuando al consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz, le pusieron en duda el modo en que los bancos españoles se iban a recapitalizar, saltó: «No me voy a pelear con quien diga que esto es una chapuza. Que digan lo que quieran. Lo objetivo es lo objetivo. Busquemos las chapuzas en otros países, que contabilizan 100 millones de riesgos por 15, cuando aquí son 55», sentenció.
¿A qué se refiere? Es sencillo. UBS tiene un billón de activos. Sin embargo, sus activos de riesgo son 162.600, apenas el 15%. El Santander tiene 1,2 billones, y sus activos de riesgo son 600.000 millones.
Como el capital se exige según los activos de riesgo, la realidad es que, con un tamaño casi idéntico, el Santander requiere de casi cuatro veces más fondos propios que el suizo. Con 24.000 millones de capital, UBS tiene un ratio del 15,3%, según le permite su supervisor. El Santander, con 53.200 millones, el 8,8%.
Entre los bancos mejor tratados en la medición de sus riesgos aparecen alemanes, franceses, británicos y, curiosamente, el quebrado Dexia. El tamaño del banco belga es de 566.700 millones y su regulador decía que su riesgo real era de 139.000. En el BBVA la relación es de 552.000 millones de activo y 313.000 millones de riesgos.
La diferencia es clara y lo ocurrido también. Dexia está quebrado y el BBVA gana más de 3.000 millones en lo que va de año. Al primero no se le exige más capital y al segundo sí. Paradojas de la vida europea y de la debilidad de las autoridades españolas. Los bancos confían parte del cumplimiento de su recapitalización en que el Banco de España les acepte modelos internos de medición de los riesgos. Fuentes financieras admiten que se ha iniciado la presión al supervisor para que, sin llegar a la laxitud de otros, al menos sea consciente de que la penalización a España es excesiva. «Hay una necesidad imperiosa de igualar los activos de riesgo», clama González-Robatto.
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